#MiercolesdeSeguimiento
Dicen que los perros no hablan, pero Jumbo tiene una forma silenciosa y profunda de contar su historia. Lo hace con los ojos. Con su cuerpo que tiembla un poquito al principio, pero que se relaja cuando siente un cariño sincero. Con ese suspiro largo que deja escapar cuando alguien, por fin, lo acaricia sin miedo.
Jumbo llegó solo, el 24 de enero de 2024. Lo dejaron frente a nuestras instalaciones de la Unidad de Cuidado Animal (UCA). Lo dejaron, así…como si no importara. Flaco, con el pelaje destrozado y la mirada baja. Nunca supimos su historia completa, pero su cuerpo hablaba: abandono. Descuido. Soledad.
Durante días no quiso comer. Se alejaba cuando alguien se acercaba. No confiaba. Como si temiera que el amor volviera a doler.
Pero Jumbo es noble y fuerte. Y en lo profundo de su ser, todavía quedaba una chispa de esperanza. Gracias al equipo de cuidadores y profesionales en comportamiento, Jumbo volvió a abrir el corazón. Lentamente. Paso a paso. Hasta que un día, sin avisar, movió la cola. Se dejó consentir. Y miró…con ganas de quedarse.
Hoy, Jumbo es otro. Es ese criollo mediano de pelito color crema con manchitas suaves, con orejitas que recuerdan a un beagle y una expresión que mezcla ternura con sabiduría. Es tranquilo, curioso, y leal. Con otros perros se lleva bien. Con los humanos, ahora también. Solo pide una cosa: respeto. Sobre todo, a la hora de comer, porque todavía guarda ese reflejo de proteger lo poco que una vez tuvo.
Por eso, buscamos para él un hogar tranquilo, con adultos o niños mayores de 15 años que comprendan su proceso. Que le den su espacio, su tiempo y, sobre todo, su amor.
Adoptar a Jumbo es rescatar más que un perro: es sanar una historia rota y construir una nueva, con esperanza.
Ven a conocerlo en la Unidad de Cuidado Animal del IDPYBA o participa en nuestras jornadas de adopción. Porque él ya está listo para amar…solo falta que alguien esté listo para amarlo a él.